El 17 de junio de 1794, se llevó a cabo uno de los más atroces y más descarados montajes de parte de los sanguinarios y sicópatas Acelerados.
Fue todo un show montado para su propia vanidad, para asombrar al populacho y dar una muestra más de su impiedad y perversidad y con otro propósito oculto, la de atacar al sanguinario Robespierre.
Fue el llamado “Caso de las Camisas Rojas” o “L’Affaire des Chemises Rouges"
Una matanza sin razón, sin necesidad y brutal como se distinguieron esos malditos Acelerados.
Este tinglado fue armado políticamente para engañar al pueblo, a lo que contribuyeron todos los dementes “idealistas” que pertenecían al Comité de Seguridad General, Barére de Vieuzac, Collot d’Herbois y Billaud Varennes, principalmente, aunque se dice que Robespierre no tuvo nada que ver, pero bien que no se interpuso.
Se empezó por culpar a un hombre Henri Admiral acusándolo de haber querido asesinar al asco de Collot d’Herbois, un ex actor que formaba parte de la Convención Nacional.
Esto lo aparejaron a otra acusación en contra de la jovencita Cécile Renault de 22 años, bajo el cargo de intento de asesinato de Robespierre.
De ahí, como el objetivo era asombrar al populacho mientras se engrandecía a esos dos sicópatas como “Padres del Pueblo” Francés, en principio se buscó ejecutar en un solo día por ese “grave delito” a ¡300 personas!
A partir del Sr. Admiral y de la joven Renault, comenzaron a acusar a todo aquel que por el motivo que fuera tuviera la mínima relación con ellos.
También se inculpó a la familia de una viuda que por necesidad tenía un “salón de conversaciones” del que eran visitantes frecuentes varios miembros de la Convencion y el mismo hermano menor de Robespierre, Agustín.
Y como desesperadamente les hacía falta un pretexto ante el pueblo para dar a conocer que ya habían identificado al “plan del extranjero” que no eran más que los golpes contundentes y maestros que les asestaba el gran Barón Jean de Batz, este plan fue lo que idearon para convencer al pueblo de que ya tenían el control y habían apagado esa “conspiración”.
Consiguieron, con sus asquerosas tramas y acusaciones burdas, a 54 víctimas entre las que implicaron a Jean Baptiste Michonis, que había trabajado como guardia en La Conciergerie, y había participado en la
Conspiración del Clavel, uno de los fallidos planes del Barón de Batz para sacar de la prisión a la Reina María Antonieta.
Para el espectáculo se requería de mucha parafernalia y como se buscaba elevar al máximo a Robespierre, se pensó en una cosa todavía más infame:
Hacer que las víctimas portaran la famosa Camisa Roja que se había usado en la antigua Republica Romana para señalar a los parricidas, a los envenenadores. Por tanto, si la acusación para estos infortunados era la tentativa de asesinato de Robespierre y Collot d’Herbois, considerados como los “Padres del Pueblo” entonces los condenados eran unos PARRICIDAS.
En realidad la famosa Camisa Roja (Chemise Rouge) era un manto rojo y por cierto la primera que la había llevado a su ejecución fue la heroína Charlotte Corday, que hizo el gran favor a Francia y a la Humanidad de asesinar al sicópata asesino resentido social y abusivo Marat.
Aquí los nombres de las 54 infortunadas víctimas.
Jean Baptiste Michonis, 59 años, ex administrador de policía
Henri Admiral, de 50 años,
Andre Santonax, de 22 años, estudiante de cirugía acusado de haber aplaudido la iniciativa de Armiral.
Aimée. Cecile Renault, de 19 años, acusada de haber querido asesinar a Robespierre
Antoine Renault, (padre de Cecile) de 62 años
Antoine Renault, (hermano de Cécile) 31 años
Edme-Jeanne Renault (tía de Cecile) de 60 años, ex religiosa, debiendo llevar sus hábitos
Francois Cardinal, institutor y maitre de pensión de 40 años
Pierre Balthasard Roussel, de 25 años,
Marie-Suzanne Chevalier, de 34años, separada de hacia tres años de Lamartiniére
Claude Paindavoine, de 53 años, conserje de la Casa de la Lotgería
Jean Baptiste Porteboeuf, de 43 años
Anne Madeleine Lucile Parmentier, 52 años, casada con Alexandre Lemoine Crécy
Francois Lafosse, 44 años, jefe vigilancia de Paris
Jean-Louis Michel Devaux, 29 años,
Louis Eustache Joseph Potier (Deille) 44 años, impresor y miembro del comité revolucionario de la sección Lepelletier
Francois Charles Virot-Sombreuil, ex gobernador de los Inválidos, 64 años
Stanislas Virot Sombreuil, 26 años, ex capitán de húsares y ex capitán de la guardia nacional de Possy
Jean Guet Henoc Rohan Rochefort, ex noble,
Pierre Laval Montmorency, ex noble, 25 años
Etienne Jardin, 48 años, director de transportes militares y ex piquer del Rey
Charles-Marie Antoine Sartine, ex maestro de requetes, 34 años
Barthelemy Constant, 42 años, gendarme
Joseph Henry Burlandeux, 39 años, ex oficial de paz
Louis Marie Francois Saint-Mauris de Montbarey, 38 años, ex principe y ex militar
Joseph Guillaume Lescuyer, 46 años, músico
Achille Viart, ex militar, 51 años
Jean-Louis Biret Tissot, domestico, 35 años
Théodore Jauge, 47 años, banquero
Catherine-Suzanne Vincent, 45 años
Francoise-Augustine Santuare, 40 años, casada con Despremenil
Charles Armande Augustin Depont, 49 años, ex noble
Joseph Victor Cortey, 37 años,
Francois Paumiert, ex comerciante en maderas, 39 años
Jean Francois Desahyes, 68 años, comerciante y miembro del comité de vigilancia
Francois Augustin Ozanne, 49 años, ex oficial de paz
Charles Francois René Duhardaz Dauteville, ex noble, 23 años
Louis Comte, negociante, 49 años
Philippe Charles Elysée Baussancort, 27 años, subteniente de carabineros
Louis Karadec, 45 años, agente de cambio
Théodore Marsan, 27 años,
Nicolas Joseph Égrée, 40 años, cerveceros
Henri Menil Simon, 53 años, ex capitan de caballeria
Jeanne Francoise Louise Demier Sainte-Amaranthe, 42 años,
Charlotte Rose Sainte Amaranthe, 19 años, casada con Sartine
Louis Sainte-Amaranthe, 17 años,
Gabriel Jean Baptiste Briel, 56 años, ex sacerdote
Marie Grandmaison, 27 años, ex Buret, ex actriz de los Italianos,
Marie Nicole Bouchard, 17 años,
Jean Baptiste Marino, 37 años, pintor en porcelana, administrador de policía
Nicolas Andre Marie Froidure, 29 años, ex administrador de policía
Antoine Prosper Soules, 31 años, ex administrador de policia y oficial municipal
Francois Dangé, 47 años, ex administrador de policía
Marie Maximilien Hercule Rossay, Conde de Fleury, 23 años
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Sí, amigos, leyeron bien, el jovencito Louis Sainte-Amaranthe no tenía más de 17 años y su gran delito fue haber sido hijo de la señora a la que, a ellos les convino, convertirla junto con toda su familia en “asesina”.
Los defensores de este asqueroso movimiento y de las acciones y “legados” de esos monstruos creo que vomitarían sólo al leer la lista de los condenados a la guillotina entre los que se encontraban jovencitos y jovencitas de 16 años, ancianos de más de 80 años, sordos e inválidos.
Sin embargo, todo esto, fue aprovechado al mismo tiempo por los enemigos, aún embozados de Robespierre que, supieron manejar al populacho. No olvidemos que nuestro Barón Jean de Batz no había descansado en su guerra personal contra los monstruos revolucionarios y ahí ya había prendido la mecha dentro de la misma Convención Nacional.
Este fausto a costa de la muerte de tantos inocentes, le atrajo el desprecio del pueblo a Robespierre, pues pensaron: “Si se hace esta pompa de muerte a causa de un supuesto republicano, ¿cómo sería si fuera rey?”
Porque debemos señalar que tal lujo no se había desplegado desde la muerte del Rey mártir Luis 16. Ahí empezaron a ver al Sanguinócrata en su verdadera personalidad y fue un paso más, para su estrepitosa caída un mes después, conocida como
9 Thermidor.
Igual, el Carnicero de Arras, es decir, Robespierre ya se había ganado la animadversión de sus cómplices con la fiesta del 8 de junio de ese mismo año, en la Fiesta de la Diosa Razón, en la que él se había asumido Sumo Sacerdote.
Este suceso de las Camisas Rojas creo que fue el ¡Ya Basta! que estaba exigiendo el sentimiento del pueblo que había perdido a sus hijos, familiares y amigos de esa forma y sabían que el famoso tribunal revolucionario era un super porquería.
Uno de los acelerados de apellido Voulland, muy animoso, se colocó en la esquina que hacían las calles Richelieu y Saint-Honoré, al lado de la Plaza de la Revolución y al divisar las carretas con el espectáculo de los 54 Mantos Rojos, estratégicamente en medio de un grupo cerrado expresó: “¡Vamos, ya veremos al sacerdote rojo celebrar la misa roja! "Esta frase prendió al pueblo moviéndolo a una piedad contenida por esos pobres condenados, todo por causa de Robespierre, al que comenzaron a maldecir y a desearle todo tipo de calamidades y a exclamar: “¡Ahhh, maldito sea ese hombre y este día!”.
Un episodio muy conmovedor fue el turno de la jovencita Nicole de 17 años, cuyo delito fue llevar de comer a la Sra. Grandmaison, pues al subir al cadalso ella coopera sumisamente con su preparación y cuando se coloca en la plancha para su decapitación se dirige al verdugo para preguntarle con una voz dulce y tímida: “¿Señor, estoy bien así?”. Esto hizo que al verdugo le abandonaran las fuerzas y al pueblo llorar. Sin embargo, la navaja cayó sobre ella, cortando esa vida en flor.
Al igual que el jovencito Louis Sainte-Amaranthe de 17 años de edad, cuyo diminutivo de cariño era Lili, que no dejaba de llorar pues ni siquiera comprendía que estaba pasando ni porqué esos monstruos le iban a arrancar su vida además de ver a su madre, hermana y demás parientes en la misma situación.
Volviendo a nuestro Jean Baptiste Michonis, no queremos olvidar a este heroico caballero que una noche, a costa de su vida, y financiado por el Barón Jean de Batz se arriesgó por sacar de la prisión y arrebatar de las garras de esos malditos asesinos a su Reina, por quien él sentía una verdadera y rendida devoción. Quiso la mala fortuna, que eso no fuera posible, pues la Reina, presa de los nervios (y quien no, en una situación igual) cometió un error que la devolvió, estando a unos cuantos pasos de la calle, a las garras de la muerte. Y a pesar de los tremendos esfuerzos del mismo Michonis, ya en medio del error, por seguir adelante con el escape, no pudo por no contar con el suficiente dinero en ese momento para cubrir lo que le exigía el carcelero que se dio cuenta del escape pero que no estaba en el complot.
La marcha de las carretas cargadas con estos inocentes duró tres horas en llegar a su destino: la Plaza de la Revolución. Era impresionante ver a tantos condenados vistiendo la Camisa Roja. Y para hacer más fastuoso el espectáculo, se fue leyendo en forma declamatoria y burlesca la “historia” y “delitos” de cada uno de los condenados. El proceso de la decapitación de los 54 duró más una hora.
Todos estos inocentes fueron decapitados en la Plaza de la Nación, sus cuerpos lanzados a la fosa común en el cementerio de Picpus.
Esta fue otra ofrenda de sangre a la vanidad de un resentido social y sicópata manipulador que fue el “padre” de ese monstruo llamado Revolución. Ese movimiento como lo fue en su momento para el pueblo Francés, ha sido y es la causa de todos los males del mundo al seguir los gobiernos en el poder la forma republicana de robo, saqueo, abuso y engaño de casi todos los pobladores del planeta.
Esta funesta fecha del 17 de junio de 1794 correspondía en el asqueroso y estúpido calendario republicano a 2 Prairial Año II.
Este día a 217 años de aquella fecha infame, con mucho respeto hacemos este recordatorio a la memoria de Michonis como un pequeño pero muy afectuoso homenaje a su fidelidad y bravura.
¡Que Dios tenga en Su Gloria a
JEAN BAPTISTE MICHONIS,
al igual que a todos los demás inocentes como a los jovencitos
Louis (Lili) Sainte-Amaranthe y Marie Nicole Bouchard!
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