Ese era el cariñoso nick con que a nuestro Sol Robado, lo llamaba su madre, la Reina Maria Antonieta (Marie Antoinette) precisamente por la devoción y rendida admiración que Luis Carlos le demostraba a cada paso, a cada acto y a cada palabra.
El se derretía por su madre con una adoración siempre presente. En su tierna infancia, solicitó y se le dió permiso de tener un jardín que él cultivaba personalmente, primero en el Palacio de Versalles y despues en el Palacio de las Tullerías y cada mañana antes del desayuno, el había adoptado la costumbre de obsequiarle a su madre un ramillete de sus flores.
El Rey Luis XVI alentaba a Luis Carlos a realizar labores manuales, ya que él mismo, desde pequeño practicaba el hobby de la cerrajería y en su taller se pasaba horas montando y desmontando cerraduras y cosas de tipo mecánico.
El Delfín tambien consiguió permiso para tener su criadero de conejos blancos. Afición que le costó una mordedura que le dejó una cicatriz en la mandíbula izquierda. Esta cicatriz jugaría un papel importante posterior a su incierta muerte.
Es de hacer notar que después de muchos años de angustia de la Reina Maria Antonieta al no lograr ser madre y que habia rumores de un posible divorcio debido a que no podría dar un heredero para la corona francesa, al saberse encinta por primera vez, todo mundo esperaba a un varoncito, es decir, al Delfín, sin embargo, este primer bebé resultó ser una niña: Maria Teresa Carlota.
Aun cuando ese nacimiento fue bien recibido pues confirmaba que la Reina podía ser madre, no fue lo que esperaba todo el mundo, pero esto no desanimó a Maria Antonieta ya que al no ser la princesa “propiedad del Estado” , ella jubilosamente la consideró totalmente suya y diciendo en voz alta que esa niña sería “su consuelo”.
Tal parece que no fue asi, pues se dice que esta niña tenia su carácter y no era tan dócil con la Reina como ella lo habia esperado.
Así que después de la muerte del primer Delfín, es decir de Luis Xavier José, que le causó un enorme dolor tanto al Rey como a la Reina, la que pasó meses en desvelos y angustias al ver el terrible sufrimiento de su niño y ver como su cuerpecito (él tenia ya 8 años) iba sufriendo deformaciones, le quedó a ella el consuelo en la conducta cariñosa de Luis Carlos.
Es importante hacer notar que debido a las rigurosas leyes y normas monárquicas ni al Rey ni a la Reina se les permitió asistir al funeral de su hijo.
Estamos refiriéndonos a la infancia dorada, brevísima, de nuestro Sol Robado.
Varios historiadores nos refieren que su constitución física era muy favorecida y lo podemos constatar en la pintura que aparece en la entrada en este mismo blog que conmemora su nacimiento. Su rostro muy agradable, su frente amplia y sus ojos grandes enmarcados por las cejas suavemente delineadas nos hablan de una inteligencia abierta y una gran dulzura, y que conjuntaron la dignidad de la Reina Maria Antonieta y la bondad de su padre Luis XVI.
Nuestro Sol dió muchas muestras de su carácter de las que nos llegan testimonios hasta nuestros dias como aquella en la que su madre cantaba una canción de cuna que decía "Duermase mi niño, cierra tus párpados.. mientras Luis Carlos que reclinaba su cabeza sobre el clavicordio parecía dormitar; ante lo cual su tia Madame Elisabeth hizo el comentario, sorprendida de verlo tan quieto "¡Cómo! Aquí está Luis Carlos dormido! Y el Principe rapidamente levantó la cabeza y replicó: "¡Pero, querida tía, como voy a dormir si estoy escuchando a mi madre!"
Otra ocasion en la que estando en Bagatelle, Luis Carlos al estar jugando fué a dar a un zarzal ante lo cual el Sr. Hue, valet de cámara del Rey, le explicó lo peligroso de los caminos espinosos y nuestro Sol Robado, con un aire de decisión respondió: "¡Ah, los caminos llenos de espinas conducen a la gloria!"
Una mas fue cuando un cortesano le aconsejó que tomara un ayudante para cultivar su jardin y así no tendría que trabajar tanto él, a lo que el Delfín contestó: "Es posible, pero yo quiero cultivar con mis manos estas flores que son las que le gustan más a mi mamá"- Y por cierto, una vez que por la prisa, recogió flores para hacer el ramillete, se dió cuenta que habia mezclado unas llamadas "souci" -maravillas o caléndulas en español, pero que en francés quiere decir "preocupaciones", inmediatamente las retiró diciendo: "De estas le sobran a mama".
Otra nos habla de su carácter: Una vez ya en el Palacio de las Tullerias, el niño ejercitaba con un fusil y al terminar, el jefe de las guardias nacionales le dice al niño que le rinda su arma, a lo que el Príncipe se negó con firmeza, ante lo cual la institutriz Madame Tourzel, lo convence, pero el niño dice: "Mira, si él me pide que se lo de, pues lo hago con gusto, pero que se lo rinda...pues no!"
Cabe mencionar que a esta edad, el ya recibía clases de geografia, gramática, religión, historia, arimética y botánica.
Esta era la personalidad firme, decidida, alegre, amorosa y con gran espíritu del Sol Robado y que al igual que lo llamaba su madre, la Reina Mártir Maria Antonieta, tambien nosotros lo llamamos:
"MON CHOU D'AMOUR"
-Continuaremos --
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