LA MASACRE DE PETITVAL
En realidad, si nos basamos en los pocos textos que existen sobre este evento, no sería precisamente un escape sino más bien un acuerdo entre Robespierre y el Barón de Petitval, quien había sido el financiero de la Casa Real de Francia.
Si nos atenemos a este recuento, Robespierre habría accedido a la petición del Barón de Petitval, que habitaba un poblado llamado Vitry-sur-Seine, para que le permitiera hacerse cargo y atender al pequeño soberano como correspondía a su calidad de príncipe y niño inocente, argumentando, con razón, de que la prisión no era justa y mucho menos conveniente. Mientras, se pondría un sustituto en la prisión.
Este trato, por supuesto, se habría hecho de forma ultra-secreta por muchísimas y más que obvias razones y a espaldas de la Convention Nationale.
Pero, debido al celo y al constante temor de los Acelerados que imaginaba miles y miles de complots y traiciones entre ellos mismos, las más de las veces daban en el clavo y ésta no fue la excepción.
De tal suerte que, a la caída del multi-asesino Robespierre, en el suceso conocido como 9/Thermidor/II (27 de julio de 1794) Joseph Fouché, que para entonces era miembro del Directorio (gobierno que tomó el lugar de la Convention Nationale al desaparecer éste) bajo la jefatura de Paul Barras, comenzó a sospechar por ciertos movimientos. Recordemos que cada uno de ellos tenía espías por todos lados y se enteró de este trato secreto. El mismo Fouché que más tarde sería jefe de policía bajo el mando de Napoleón Bonaparte. Este Acelerado se proclamaba a los cuatro vientos un orgulloso Regicida y moriría con título nobiliario que legó a sus descendientes hasta la fecha.
Así que dicho Directorio se puso en movimiento en el acto y ordenó el asesinato del pequeño Rey, a como diera lugar, y por supuesto, una de las principales órdenes era no dejar testigos.
De manera que hacia la medianoche del 20 de abril de 1796, los elementos enviados por ese siniestro personaje, se hicieron presentes irrumpiendo en la finca del Barón de Petitval, asesinando a los habitantes de la mansión, que serían el mismo Barón, sus parientes y tres sirvientes, en total 7 personas masacradas.
Sin embargo, se dice que el pequeño Luis XVII logró salvarse debido a que escapó saltando por una ventana y hubo recuentos por varios vecinos de que vieron huir a una sirvienta llevando a un niño desconocido de alrededor de 10 años de edad.
Ahora bien, en cuanto al sustituto, se dice que habría sido el hijo sordomudo del Obispo Massieu, un pequeño pelirrojo, que fue quien habría sido el que falleció en la celda, o fue declarado fallecido por el gobierno revolucionario, el 8 de junio de 1795 y, posiblemente, sería el dueño de la osamenta que se encontró dentro del ataúd blanco con la letra “D” - de Delfín- a los lados y en la parte superior que fue sepultado en el cementerio de Sainte Margherite y que no coincide para nada con las características de un niño de 10 años y mucho menos con los detalles que los doctores Pelletan y Dumanguin certificaron en el acta de defunción y que asentaron que los guardias del Temple, les dijeron, correspondía al “hijo del finado Luis Capeto..”
He aquí la profecía de Michel de Notre Dame (Nostradamus) que según sus estudiosos habla de este sangriento episodio y posible escape de Luis XVII:
CENTURIA IX (9) Cuartilla 58
Francés
Seront guettez les trois rouges de France,
Tous assoumez rouge, noir non meurdry,
Par les Bretons, remis en asseurance
Español
A la izquierda del lugar de Vitry
Los tres rojos de Francia serán esperados,
Todos siniestramente rojos, el negro no será asesinado,
Por los Bretones será protegido en seguridad.
De modo que según muchos de los intérpretes de los escritos del famoso visionario, esto podría indicar que el Rey Luis XVII conservó la vida y posiblemente, fue protegido por los Bretones (de la región de Bretagne, los Chouannes).
Extenderemos este recuento en una segunda parte, tan sorprendente y que podría corresponder a la otra Centuria que habla del escape no de uno, sino de los dos príncipes reales: el propio Luis XVII y Madame Royale.
Nota:
Ahora que recordamos ese 20 de abril del siglo XVIII, llama la atención esta fecha que parece que es clave para muchos acontecimientos que han marcado o cambiado el rumbo de la historia de la humanidad. Hace días recibí un mensaje de una organización de Argentina, que nos recuerda que hoy se celebra un aniversario más de la Fundación de Roma, el Imperio que, según San Pablo era el obstáculo para la revelación plena del Anti-Cristo y, nos siguen diciendo nuestros amigos, que el 20 de abril de 1917, desapareció la continuación de ese Imperio que era el Austro-Húngaro, y su último Emperador, Carlos fue canonizado por el actual Papa Benedicto XVI, y en 1917, el Papa era Benedicto XV (15).- Hoy es 20 de abril, y el Papa se encuentra en los Estados Unidos. ¿Qué implicará todo esto?
También recordemos que el signo de Luis Carlos era Aries, cuyo ciclo termina precisamente entre el 20 y el 21 de abril en que comienza Tauro. ¿¿¿???
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