martes, diciembre 25, 2007

TESTAMENTO DEL REY LUIS XVI - Diciembre 25, 1792.

Estamos presentando el documento que el Rey Luis XVI de Francia, en medio del sucio e ilegal proceso al que fué sometido por la caterva de Acelerados, pudo escribir de su puño y letra el mismo día de Navidad del año de 1792. Es su última voluntad y conocido como "Testamento".
Es un documento que nos muestra la grandeza de espíritu, la nobleza, la religiosidad del Rey más virtuoso que haya tenido Francia.
Podemos sentir la enorme preocupación por el futuro de su esposa, su hermana y sus hijos. ¡Que tremendo sufrimiento del monarca!
Los hechos que sucedieron sólo nos muestra los niveles de bajeza de los Acelerados pues se dedicaron, precisamente, a pisotear los últimos deseos de un gobernante, a la postre más humano que todos ellos juntos y que nunca se merecieron.
Esta prueba impuesta por Dios, no fué superada por Francia, la "Hija Mayor de la Iglesia Católica".

 TESTAMENTO DEL REY LUIS XVI DE FRANCIA


En el nombre de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Hoy, dia 25 de diciembre de 1792, yo, Louis XVI, Rey de Francia, estando ya más de cuatro meses prisionero con mi familia en la Torre del Temple en Paris, por aquellos que fueron mis súbditos y privado de toda comunicación, aun con mi familia hasta el más pequeño instante, mas aun, puesto en un proceso cuyo fin me es imposible ver, un recuento de las pasiones del hombre, y para el cual uno no puede encontrar ni pretexto ni medios en ninguna ley existente y no teniendo mas testigos para mis pensamientos que Dios a quien me puedo dirigir.

Por lo tanto aquí declaro en Su presencia, mis últimos deseos y sentimientos.

Entrego mi alma a Dios, mi creador; le ruego la reciba en Su Misericordia y no juzgarla según sus méritos sino según aquellos de Nuestro Señor Jesucristo que se ha ofrecido a Si Mismo como sacrificio a Dios Su Padre por nosotros los hombres, sin importar cuan insensibles seamos, siendo yo el primero.
Muero en comunión con Nuestra Santa Madre Iglesia Católica, Apostólica y Romana que tiene la autoridad por sucesión ininterrumpida desde San Pedro, a quien Jesucristo se la confió, creo firmemente y confieso que todo lo que está contenido en el credo y los mandamientos de Dios y la Iglesia, los sacramentos y los misterios, aquellos que enseña la Iglesia Católica y siempre ha enseñado.

No pretendo erigirme en juez de las maneras de exponer el dogma que desgarra a la Iglesia de Jesucristo, pero estoy de acuerdo y siempre estaré de acuerdo, si Dios me concede vida, con las decisiones que los superiores eclesiásticos de la Santa Iglesia Católica den y siempre darán, en conformidad con las disciplinas que la Iglesia ha seguido desde Jesucristo.
Me causan compasión con todo mi corazón nuestros hermanos que pueden estar en el error pero no busco juzgarlos, y no los amo menos en Cristo, como nuestra caridad Cristiana nos lo enseña, y ruego a Dios perdone todos mis pecados.

No pudiendo obtener el auxilio espiritual de un sacerdote Católico, ruego a Dios recibir mi confesión que siento al haber puesto mi nombre (aun cuando fue en contra de mi voluntad) en actos que podrían ser contrarios a la disciplina y la creencia de la Iglesia Católica, a la que siempre he quedado sinceramente leal.

Suplico a Dios recibir mi firme resolución, si El me concede vida, de tener el auxilio espiritual de un sacerdote Católico, en cuanto pueda, con el fin de confesar mis pecados y recibir el sacramento de la penitencia.
Les suplico a todos a los que pudiera haber ofendido aun sin advertirlo (pues no recuerdo haber ofendido a nadie a propósito) o aquellos a los que haya podido darles mal ejemplo o escándalos, que perdonen el mal que creo pude haberles causado.
Imploro a aquellos que tengan la amabilidad de unir sus oraciones a las mías, de obtener el perdón de Dios por mis pecados.
Perdono con todo mi corazón a los que se convirtieron en mis enemigos, sin haberles dado yo una causa, y ruego a Dios los perdone, así como a aquellos que, por su falso celo o malentendido, me hicieron mucho daño.
Pongo en manos de Dios a mi esposa y a mis hijos, a mi hermana, a mis tías, a mis hermanos y a todos aquellos que estén ligados a mi por los lazos de la sangre o por otros medios. Ruego a Dios, particularmente, mirar con ojos compasivos a mi esposa, a mis hijos y a mi hermana que han sufrido conmigo por tanto tiempo, de sostenerlos con Su Misericordia si me perdieran y por todo el tiempo que duren en este mundo mortal.
Recomiendo mis hijos a mi esposa, nunca he dudado de su ternura maternal por ellos. Le ordeno a ella sobre todo hacer de ellos buenos Cristianos e individuos honestos, para hacerles ver las grandezas de este mundo (si es que están condenados a experimentarlas) como bienes muy peligrosos y transitorios, y volcar su atención hacia la única gloria sólida y duradera, la eternidad. Suplico a mi hermana para que amablemente continúe su ternura hacia mis hijos y tomar el lugar de su madre, si tuvieran ellos la mala fortuna de perderla.
Suplico a mi esposa perdonarme por todo el dolor que ella ha sufrido por mi causa, y los dolores que pude haberle causado en el curso de nuestra unión, y que ella se sienta segura de que no tengo nada en contra de ella, si es que ella tuviese algo de qué reprocharse a sí misma.
Y más que nada, cálidamente, les ordeno a mis hijos que, después de lo que ellos le deben a Dios, que debe estar primero que todo, deben quedar siempre unidos entre ellos, sumisos y obedientes a su madre y agradecidos por todo el cuidado y preocupación que ella ha tenido para con ellos así como en recuerdo mío. Les pido considerar a mi hermana como a su segunda madre.
(Para LUIS CARLOS)
Exhorto a mi hijo, si es que él tuviese la desgracia de convertirse en rey, recordar que primero que nada se debe a sí mismo por entero a la felicidad de sus conciudadanos, que olvide todos los odios y todos los rencores, particularmente los que tengan que ver con las desgracias y penas que estoy experimentando, que él pueda hacer al pueblo feliz gobernando solo de acuerdo a las leyes pero que al mismo tiempo recuerde que un rey no puede hacerse respetar y hacer el bien que está en su corazón a menos que tenga la necesaria autoridad, y que de lo contrario, estando empeñado en sus actividades y no inspire respeto, es mas dañino que útil.
Exhorto a mi hijo para que cuide de todas las personas que están ligadas a mí, tanto como las circunstancias lo permitan, recordar que es una deuda sagrada la que he contraído hacia los hijos y parientes de aquellos que han perecido por mí y también los que se encuentran en desgracia por mi.

Sé que hay muchas personas, entre aquellos que estuvieron cerca de mí, que no se condujeron hacia mi como deberían haberlo hecho y que hasta han mostrado ingratitud, pero los perdono (frecuentemente en momentos de preocupación y agitación uno no es dueño de uno mismo) y le pido a mi hijo que, si encuentra la ocasión, debe pensar solo en sus infortunios.
Hubiera querido mostrar aquí mi gratitud a aquellos que me dieron un afecto verdadero y desinteresado, si, por un lado, fui profundamente lastimado por la ingratitud y deslealtad de aquellos a los que siempre mostré bondad, así como a sus parientes y amigos, por otro lado, he tenido el consuelo de ver el afecto y el interés voluntario que muchas personas me han demostrado.

Les pido reciban mi agradecimiento.
En la situación en la que las cosas se encuentran, temo comprometerlos si hablo mas explícitamente, pero especialmente ordeno a mi hijo buscar la ocasión de reconocerlos.
Debo, sin embargo, considerar una calumnia sobre la nación si no recomendara abiertamente a mi hijo, a los señores De Chamilly y Hue, cuyo genuino apego a mi, los llevó a tomar la prisión voluntariamente conmigo en esta triste situación. También recomiendo a Cléry, por cuyas atenciones no tengo más que alabanzas desde que ha estado conmigo. Ya que es él quien ha quedado conmigo hasta el fin, suplico a los caballeros de la comuna le entreguen mis ropas, mi reloj, mi bolso, y otros efectos pequeños que haya depositado con el consejo de la comuna.
Perdono de nuevo de todo corazón a aquellos que me vigilan, el mal trato y las vejaciones que ellos creyeron necesario imponerme. Encontré unas pocas almas sensibles y compasivas entre ellos – que disfruten en su corazón la tranquilidad que su modo de pensar les da.
Pido a los señores De Malesherbes, Tronchet y De Seze recibir todo mi agradecimiento y las expresiones de mis sentimientos por todas sus atenciones y preocupaciones por mi.
Termino declarando ante Dios, y listo para presentarme ante El, que no me reprocho ninguno de los crímenes que se me imputan.
Hecho en duplicado en la Torre del Temple, el 25 de diciembre de 1792.


LOUIS

(Archivos Nacionales, Paris, fechado 25 diciembre 1792, entregado por el Rey a M. Baudrais, un funcionario municipal, el 21 de enero de 1793, momentos antes de salir al lugar de ejecución. Baudrais lo firmó de inmediato con su nombre para autentificarlo y lo depositó en la comuna donde fue firmado y certificado por Coulommeau, el secretario y Drouel, el vice-presidente).

El Rey hizo entrega de este documento, su sello, su anillo de matrimonio y las guedejas de cabello de su familia a un funcionario de la comuna (M. Baudrais), suplicando se le hiciera llegar a su esposa la Reina María Antonieta, y el sello le fuera entregado a su hijo, Luis Carlos. Ultimo deseo que no se cumplió jamás.- Esa era la "honorabilidad" de los auto-nombrados defensores de los "derechos del ciudadano y del hombre".- Una partida de ambiciosos, desalmados e hipócritas asesinos.
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miércoles, diciembre 19, 2007

NACIMIENTO DE MADAME ROYALE Y DUQUESA DE ANGOULEME



También: DELFINA DE FRANCIA, REINA DE FRANCIA y LA HUÉRFANA DEL TEMPLE.
Estos son los títulos que portó la hija primogénita de los Reyes Luis XVI de Francia y Navarra y María Antonieta.


"¿A qué te compararé? ¿A qué te haré semejante, oh hija de Jerusalén? ¿A qué te haré igual a fin de consolarte, oh virgen hija de Sión? Porque grande como el mar es tu quebranto. ¿Quién te podrá sanar? ".
Cui conparabo te vel cui adsimilabo te filia Hierusalem cui exaequabo te et consolabor te virgo filia Sion magna enim velut mare contritio tua quis medebitur tui " .-LAM. 2: 2-13

María Teresa Carlota de Borbón y Habsburgo (Marie Thérese Charlotte).

Un día como hoy del año de 1778 hizo su arribo a este mundo, en el Palacio de Versalles, para llenar de enorme alegría a sus padres, sobre todo a la Reina, quien desde su llegada a los 14 años de edad a Francia, no había dejado de sufrir todo tipo de ataques, más que nada, en la misma Corte.
La Reina tenía 24 años de edad y su felicidad por este nacimiento era enorme pues le daba un muy anhelado respiro pues tardó mucho el Rey Luis XVI en poder consumar el matrimonio por una condición que se arregló con una buena cirugía al intervenir el hermano de la Reina.- Había rumores de un posible divorcio al no producir esa unión el necesario heredero del reino, pues estaba y sigue vigente la Ley Sálica.
Además, María Antonieta sufría constantes burlas de parte de las mujeres del pueblo, cuando salía ya sea a paseo o en cualquier desplazamiento fuera del palacio. Le lanzaban gritos humillándola por no poder tener hijos, cuando en realidad, el Rey era el que estaba disfuncional. En muchas ocasiones, ella llegaba llorando al palacio desconsolada.
Por supuesto que todo mundo estaba esperando al ansiado Delfín, sin embargo, lo que llegó fue una hermosa niña.
Esto, no hizo mella en el ánimo de la Reina, pues, al no ser el heredero de la Corona el bebé, la niña era totalmente suya como lo expresó con sus propias palabras, al acunarla amorosamente entre sus brazos: “No resultaste lo que ellos querían, pero te amaré igual. Un hijo varón sería propiedad del Estado, pero TU serás toda mía y tendrás todos mis cuidados, compartirás mi felicidad y mis tristezas”.
Recibió también todo el amor de su padre que la consentía en todo y ella le correspondía, mucho más que a su madre. Esto es casi ley en casi todas las niñas.
Hay recuentos de que a pesar del amor y la entrega de su madre, Maria Teresa tenía su carácter, además de que su madre por la responsabilidad de su educación, era algo estricta, y esto las hacía chocar en ocasiones, tanto que una vez, la Reina se entristeció al escuchar de parte de los servidores de palacio, que esta niña llegó a murmurar: “Ojalá que (la Reina) se muera”.- Esto cayó como una piedra en el corazón de María Antonieta.- Por ello, el rendido amor y dulzura de Luis Carlos fueron como un rayo de sol para ella.

El recuerdo de este tipo de comentarios tal vez, le acarrería mucho más dolor a María Teresa, al sufrir primero la separación de ella y después de dos años al ser liberada, enterarse de su decapitación.
En su época de esposa del todavía Delfín Luis Augusto, María Antonieta encontró en el hermano menor de su esposo, Carlos Felipe (Charles Philippe), en ese entonces, Conde de Artois, una simpatía y camaradería, salían con un grupo a divertirse, eran muy jóvenes. Luis Augusto, que siempre fué más tranquilo, se quedaba en casa.
Al casarse el Conde de Artois, tuvo a su primer hijo antes que el Rey Luis XVI y María Antonieta, siendo un varón que llamaron Luis Antonio (Louis Antoine), recibiendo el título de Duque d’Angouleme.
Inmediatamente al nacimiento de este niño, los Reyes expresaron su deseo de que fuera el prometido de su primera hija.
María Teresa fue educada por su madre siempre teniendo en mente la consideración hacia los menos favorecidos, tanto que la aconsejaba para que regalara sus juguetes a los niños humildes.
Una Navidad en que la situación financiera en Francia se agravaba, los Principes Reales no recibieron regalos.
Claro, tres años después en 1781, llegaría el Primer Delfín, Luis Xavier José (Louis Xavier Joseph), que moriría en 1789 (un mes antes del estallido de la salvajada de los acelerados), en 1785 llegaria nuestro Sol Robado, Luis Carlos (Louis Charles) futuro Luis XVII y en 1786, llegaría la segunda niña Sofía Elena Beatriz (Sophie-Heléne-Beatrix) quien no sobreviviría siquiera el primer año.
Existe una leyenda muy extraña sobre María Teresa, “La Dama Oscura o Tenebrosa”, al igual que dudas surgidas por las diversas teorías de escape de ambos niños de la Torre del Temple que iremos viendo más adelante.- También contribuyó mucho a las leyendas y narraciones extrañas su deseo de no permitir revisión física alguna después de su muerte. Y murió sin haber tenido hijos.
Esta mujer es digna de una gran compasión pues su sufrimiento no tuvo fin. Aun cuando fue la única sobreviviente de la Familia Real, y regresó triunfalmente a Francia en la Restauración con su tío Luis XVIII, tuvo el título de Reina de Francia, por 20 minutos, también tuvo que ir al exilio de nuevo al abdicar su tío y suegro, el Rey Carlos X, en 1830 para morir fuera de Francia.
Y además el tener que sufrir el acoso y amenazas de demanda de los más de 30 hombres oportunistas y aventureros afirmando que eran el "Delfín Perdido", es decir, su hermano Luis Carlos.
Continuaremos analizando su vida y sus memorias que dejó en varios libros, unos verdaderos, otros apócrifos y otros novelados y libros de otros autores que recogen datos dispersos y son fruto de investigaciones.
Un de los mejores libros escritos sobre la Duquesa de Angouleme, es, sin duda, el de la escritora Estadounidense, Elena María Vidal : "Madame Royale".

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jueves, diciembre 13, 2007

ACTA DE DEFUNCION DE LUIS XVII

Este documento que fue expedido el 9 de junio de 1795, correspondiente al entonces calendario de los acelerados, el 21 Prairial Año III, es decir, con un retraso de más de 24 horas después del deceso, según dicen ellos, del pequeño Rey Luis XVII.
Se asentó que Luis Carlos murió el lunes 8 de junio de 1795 a las 14:45 horas, a la edad de 10 años, dos meses y doce días. Tambien que había nacido en el Palacio de Versalles y había muerto en la Torre del Temple.

El anuncio del fallecimiento del Rey, fue publicado en el órgano oficial del gobierno republicano, que era el diario El Monitor, el 14 de junio de 1975.-
Ahí indican que es el “hijo del llamado Luis Capeto y de Maria Antonieta Juana Josefa de Austria”. Aparecen las afirmaciones de Etienne Lasné, que fue quien en sus últimos momentos auxilió a Luis Carlos, tomándolo en sus brazos, según contó a una edad muy avanzada, su jefe inmediato, Gomin al escritor e investigador de este enigma Alciade Beauchesne. Y también la afirmación de otro comisario y sus respectivas firmas.
Esto es muy extraño, pues en esas fechas, se estaba negociando la paz con España, potencia que cabildeaba la entrega de los dos principes reales: Madame Royale y el propio Luis XVII.- Según archivos, la entrega de estos dos niños, cuya importancia era enorme, debía de efectuarse en siete días.
También, estaban en negociaciones con el General Charette, uno de los líderes del Ejército Monarquista y Católico de la región de La Vendée, para la entrega del pequeño soberano.
Pero viene la “sorpresiva” muerte del jefe de la Casa de Francia.- No, no fue la princesa, tuvo que ser el Rey.
Muy sospechoso, no?
Ahora bien, los guardias y comisarios de la Torre del Temple al llegar los médicos llamados por los Acelerados para llevar a cabo la autopsia, no aseguraron que fuese el hijo de “Luis Capeto”.
Por todos los crímenes que habían cometido los Acelerados, principalmente los asesinatos del Rey Luis XVI, Madame Elisabeth, hermana del Rey, y sobre todo de la Reina María Antonieta, no es muy difícil imaginar que la caterva de sanguinarios asesinos, los que quedaban, temían la justa venganza del Rey, al alcanzar una edad adulta.
Así que tampoco es difícil imaginar que, con una altísima probabilidad, el niño haya sido asesinado.
En sus memorias, su hermana Madame Royale, contó como, al quedarse solo el niño, al abandonar la Torre del Temple, su “tutor” el zapatero remendón Antoine Simon y su esposa, lo oía gritar por la noche lleno de terror, pero tiempo después ella creyó que el niño ya no estaba en el Temple.
Por otro lado, se presenta una incongruencia enorme: ¿Porqué los Acelerados no permitieron que Madame Royale se despidiera de su hermano, estando en el piso superior al del pequeño Rey? Esto, de haber sido como ellos afirmaron, de que esa fecha murió Luis Carlos, les hubiera ahorrado muchos problemas. ¿O sería que no lo permitieron porque el niño ya había sido asesinado mucho tiempo atrás?
Si no veamos estas pocas muestras: En enero de 1794, tres meses después del asesinato de la Reina, los Simon se van del Temple. Se dice que por medio de recibo firmado hicieron entrega del pequeño prisionero en “buen estado” pero pasaron 15 días sin que la lavandera registrara prendas del niño que porque “se enfermó”.
Pero, volvemos a la misma pregunta: ¿De que habrán estado hechos estos engendros demoníacos de ni siquiera permitirle al niño en sufrimiento ver una cara familiar antes de morir? ¿Porqué no permitirle a su hermana siquiera el consuelo de atenderlo en sus últimos días?
Pues porque esto no era posible.
Lo más probable es que este niño haya sido asesinado mucho antes de esa fecha. pues, parece ser, ya no tenía “utilidad” para los Acelerados, quienes por medio de amenazas, engaños, maltrato físico y psicológico (recordemos que días antes de extraerle la sucia acusación en contra de su madre y su tía, el asqueroso pasquinero difamador Hébert, le regaló una guillotina de juguete), borracheras (a él le repugnaba el vino) y las consecuentes “crudas” que no le remediaban y los cantos obligados de canciones asquerosas en contra de Dios, la Iglesia Católica, la Monarquía y su madre, así como La Marsellesa y Car Magnole, también le extrajeron información sobre las personas que ayudaron o tuvieron que ver con el intento de fuga de la Familia Real en 1791 pero que fueron interceptados y hechos prisioneros en Varennes, por lo tanto, se dieron vuelo estos asesinos sanguinarios buscando, aprisionando y decapitando a esas personas.
Insistimos que lo más probable es que hayan practicado el credo del multi-asesino Robespierre de que “Para que Francia viva, el Rey tiene que morir”, no sólo fue aplicado a su padre, Luis XVI, si no también al siguiente REY LEGITIMO así tuviera sólo 8 años.
Los Acelerados siempre presumieron de ser muy "valientes" con los indefensos, no era problema para ellos, el qué dirán, tambien se auto-nombraban orgullosamente y a los cuatro vientos "Regicidas". Y, con todo esto: ¿Ustedes creen que les sería difícil asesinar del modo que quisieran a un niño de 8 años, al que tenían enmurado y lejos de miradas ajenas? El terror al justo castigo por sus crímenes era el motor de esas bestias.
Este pequeño no fue el único menor sacrificado en esa salvajada, fueron cientos de niños, sobre todo en la región de La Vendée. Luis Carlos es el símbolo de la niñez perdida de Francia de esos espantosos tiempos.

(*) Recordemos que el apellido Capeto, lo utilizaban los Acelerados a modo de burla y falta de respeto al Rey Luis XVI, cuyo apellido era Borbón y lo sabían. Era un modo muy grosero de recordarle al Rey, que ya no era soberano, si no un ciudadano más, al mismo tiempo no dándole importancia a su apellido.- Hugo Capeto fue quien inauguró por así decirlo la dinastía Capetiana, ayudando a conformar con mayor fuerza y gloria a Francia.


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-Última imagen (perfil) del Rey en vida y en prisión ¡Qué personalidad tan fuerte irradiando autoridad y majestad!-

Attention English-Speaking visitors: This blog is entirely in Spanish as there is scarce, almost inexistent, information on this tragic real-life event in the Hispanic America: Legacy of the revolutionary governments that sprang up in so many countries in the Americas, inspired in the shameful and ominous French Revolution.-/////////////////////////////////// Tenemos que mencionar que nos llena enormemente de orgullo y nos honra al máximo recibir la visita de todas las universidades del mundo incluyendo las mas antiguas y de tantos y tantos eruditos y conocedores de estos acontecimientos. Ojala que muchos universitarios no se limiten a leer solamente una página, el blog entero es de ustedes.- Gracias